...Las únicas verdades que nos ayudadarán en "este proceso" son aquellas que nos han sido reveladas a través de vivencia própia. Podemos recibir muchos consejos acerca de como crecer y desarrollarnos como personas útiles a nosotros mismos, pero las ideas superficiales que no han tocado la fibra sensible del corazón, no pueden crecer como elementos de sabiduría.

W. Dresel







miércoles, 7 de abril de 2010

ASALTO A LA NORMA : - EL SISTEMA DE SALUD MENTAL-







Caminamos por una cuerda floja, en una mano llevamos nuestro potencial (basicamente compuesto por autoestima) y en la otra nuestras limitaciones (no siempre reales pues al infravaloramos es cuando aparecen la mayor parte de los impedimentos). Aprendemos a equilibrarnos para avanzar, y avanzamos.

Pero no estamos sol=s en la función, y la cuerda en la que andamos se cruza con las cuerdas de otr=s funanbulistas, entrelazando una telaraña infinita tejida con cada cruce de caminos. Todo está conectado, interrelacionado, y con cada paso que dan l=s demás nuestra cuerda obscila inesperadamente, vibrando aveces de la forma más brusca, ante lo cual deberemos hacer un esfuerzo añadido para mantener el equilibrio. Pero claro está, no siempre lo conseguimos, y nos precipitamos al vacío.

En la caida dificilmente habrá una red esperándonos y el golpe, lógicamente, nos causará dolor.

Puede que creamos que algunas malas jugadas de la vida no nos incumben a nosotr=s, pero en realidad cualquier traspie trás el que no consigamos equilibrarnos puede ser suficiente para hacernos caer, lo cual es casi inevitable. Tod=s estamos espuest=s. Lo importante es buscar puntos de apoyo sólidos para poder levantarnos de nuevo y volver a subirnos a la cuerda para que continúe la función.

El mismo dolor del impacto puede conmocionarnos hasta el punto de colapsar nuestros sentidos y la percepción de "lo real", de manera que en la búsqueda de esos puntos de apoyo para levantarnos, puede que nos agarremos a espejismos que se desvanecen con solo tocarlos, prolongando nuestra permanencia en el suelo. Algunos espejismos pueden tener efectos evasivos llegando a paliar el sufrimiento, pero no podemos olvidar lo que son: Sólo Espejismos, Nada Sólido, y ni mucho menos Una Solución.

* En el siguiente artículo para nada trato de juzgar como las personas nos aferramos a esos espejismos para mitigar el dolor, para empezar no estamos en el pellejo de l=s demás para comprender la dimensión de las situaciones por las que atraviesan, y hay que comprender que puedan darse verdaderos "infiernos externos e internos" que de no "dulcificarse" recrearían una existencia insoportable. Tan sólo analizo el papel que juegan "las fabricas de espejismos".



EL SISTEMA DE SALUD MENTAL:


La psiquiatría y la psicología como ciencias que son (o pseudos ciencias, puesto que frecuentemente basan su acción en subjetividades) no suelen ponerse en entredicho desde fuera de dichos campos profesionales. Parece ser que si no se cuenta con el aval de un título académico queda invalidada toda crítica a pesar de que esté bien argumentada, pero creo que cualquiera tiene derecho a posicionarse expresando su punto de vista, sobre todo cuando se trata de temas como estos, que son de vital importancia para la salud y que nos afectan directa o indirectamente.

En los años 70 y 80 del pasado siglo la crítica al sistema de salud metal estaba muy presente en las críticas y luchas sociales que surgieron en Europa y Norte América. Posicionamientos como el de la antipsiquiatría o psiquiatría radical plantaron cara a la psiquiatría tradicional considerando a ésta como parte del problema de las dolencias mentales, porque contribuye a anular al individuo a través de sus terapias. Como alternativa a la psiquiatría conservadora desarrollaron nuevas teorías (“la dolencia proviene de una consecuencia social y por lo tanto hay que partir de un análisis de lo social para encontrar su raíz”) y nuevos tratamientos contrapuestos al sistema de salud mental (psicoterapias de participación colectiva y autogestionadas donde
a través del ejercicio de crítica social, de la autocrítica y del apoyo mutuo entre compañer@s se trabaja la resolución de los conflictos) . Como resultado de aquellas luchas no se consiguió acabar con la rancia institución psiquiátrica, pero se logró que ésta mermara en el uso de las técnicas brutales que empleaba (lobotomía, manicomios, sujeciones físicas, electroshock…), sustituyéndolas por otras más sutiles (tratamientos químicos, centros terapéuticos…) pero con idéntico resultado para anular al individuo. Una reforma que cambió las formas dejando intacto su contenido. Y es ahí donde seguimos estando. Desde aquellas décadas de revuelo en torno a la salud mental, ha disminuido la implicación de los movimientos sociales en estas cuestiones, y no es precisamente porque hayan dejado de tener validez aquellas críticas y alternativas, incluso podríamos decir que se han ido sumando nuevos motivos para continuar profundizando e incidiendo según se han hecho más rígidas las relaciones sociales y las instituciones psiquiátricas y psicológicas han perfeccionado sus técnicas contribuyendo a reprimir cualquier conducta que no encaje en la Norma.



LOS FACTORES SOCIALES COMO ORIGEN DEL MALESTAR PSÍQUICO:


Podríamos definir a grandes rasgos la Norma como el patrón de conducta en cada situación para una adaptabilidad óptima en el Sistema. Es en esa adaptabilidad en la que basa el Sistema su orden social, trazando un baremo en el que premia la integración y castiga la no integración.

Estamos inmers@s en una sociedad que tiende a homogeneizar las conductas de sus ciudadan@s, presionando cada vez más en pro de una adaptabilidad a las normas que la rigen (respeto a la autoridad, disciplina de subordinación, legalidad, estructuras jerarquizadas, moral predominante, política oficial, represión autojustificada, etc.) y que siempre van en función de las exigencias del merc
ado. Los valores impuestos, o sea los que acuña el neoliberalismo (competitividad, consumo caprichoso e irresponsable, educación productivista, máximo rendimiento económico, etc.), a través de una sobresaturación mediática minan todo lo cotidiano, y nos exponen una realidad cruel donde la ley del más fuerte determina el guión social. El discurso se hace de la manera más simplista: La persona que es digna de admiración es la más fuerte y se muestra a ésta como triunfadora, una triunfadora que es la que “tiene la razón” y es más “feliz”. Igualmente encontramos en el polo opuesto a "l@s perdedor@s", las que no destacan por sus cualidades y con l@s que nadie se quiere identificar, pero que sin embargo engloba a la mayoría subordinada. Es en ese prototipo de ciudadano triunfador (el/la más fuerte, más guap@, que saca mejores notas, que gana más dinero, con mejor coche… en definitiva la persona mejor adaptada al sistema.) en el que encuentra el marketing publicitario su modelo para vendernos supuestos remedios que hagan nuestra vida (“la de l@s mediocres”) tan “feliz” como la de “quien triunfa”. Al delegar nuestro desarrollo personal en estas panaceas mercantilizadas nos alejamos de tomar las riendas de nuestra vida y nos alienamos, puesto que lo único que se puede lograr a través de estos sucedáneos (de deseos, de necesidades, de soluciones…) es una respuesta ficticia equivalente a tal superficialidad.

Asumir que no existe más enfoque para la vida que el que nos propone el sistema es lo que conlleva a estandarizar los comportamientos y a homogenizar los criterios formando un embudo hacia lo que algun@s denominan pensamiento único. Al establecerse estos márgenes para el desarrollo personal las opciones para desenvolverte dentro de lo aceptado extralimitan la acción de las personas a elegir (acatar) una serie de roles prefabricados (la cristiana, el moderno, la madre ejemplar, el trabajador eficiente, la pareja de, el rebelde…) que merman la libre expresión, puesto que llevan implícitos unos rígidos códigos de conducta que seguir. De esta forma el contexto de nuestras relaciones es como un escenario en el que cada un@ interpreta su papel cuidando las formas para obtener la aceptación, y donde queda sobreentendida y justificada la superficialidad generada. Si la autorepresión marca una importante pauta “de sociabilidad”, que nos encontremos mal por sentirnos incomprendid@s y sol@s será una consecuencia directa y predecible de nuestro comportamiento.


Ante un panorama como este, cuando la persona tiene otras necesidades que no pueden ser satisfechas con lo que se le ofrece desde la Norma le surge una contradicción consigo misma y por lo tanto una frustración con la vida que lleva, a la que si no consigue poner remedio, le acarreará un sufrimiento (dolencias psíquicas) por vivir una vida que no desea vivir.

Es en este punto donde encontramos al sistema de salud mental como un mecanismo para reconducir los comportamientos hacia lo estipulado como correcto, y en su defecto, si no lo logra, dirigir el esfuerzo para que la persona con dolencias psíquicas no interfiera alterando el orden social (anulándola con drogas que deterioren su percepción, o por medio del encierro en centros terapéuticos –los manicomios de toda la vida pero con el lavado de cara que le ha proporcionado las últimas tecnologías-).

Debido al nivel de desarrollo tecnológico las funciones del poder son menos explicitas que nunca, y el sistema de salud mental trasciende mucho más allá de lo médico….Dado que la Norma viene determinada como consecuencia del cómputo de intereses que tiene el Poder, y que el sistema de salud mental actúa reconduciendo los comportamientos hacia dicha Norma, se evidencia el componente ideológico tanto de la psiquiatría como de la psicología. Por lo tanto al tratar dichas disciplinas de la psique estaríamos hablando de una actividad sobre la mente (con sus dolencias y sus posibles tratamientos), pero también de una actividad a nivel político y económico.



ECONOMÍA Y SALUD MENTAL:


Desgraciadamente vivimos en una sociedad capitalista donde toda acción humana está regida por un rendimiento económico. Ello quiere decir que cuando no es económicamente rentable alguna cuestión quedará desechada en beneficio de otras vías más lucrativas, lo cual es más que preocupante cuando es la vida humana lo que está en juego. La psiquiatría y la psicología tampoco quedan exentas de dicha lógica, y difícilmente podrán evolucionar en otra dirección mientras sigan siendo tan dependientes como son, de la industria farmacológica. No hay investigación psiquiátrica, ni revista científica sobre el tema que no esté subvencionada por esta industria (por no hablar de los habituales viajes con todos los gastos pagados a paradisíacos destinos donde hacer congresos, con los que se compra a l@s profesionales que fomentan el uso de psicofármacos), lo cual puede ser bastante esclarecedor para explicar el triunfo de teorías basadas exclusivamente en los factores fisiológicos de las dolencias psíquicas frente a otros posicionamientos como el de la psicología humanista, analizan y tratan a la persona desde un contexto social (sus relaciones). De lo cual se deriva que prevalezcan los tratamientos químicos frente a las psicoterapias.

La realidad es que se ha disparado espectacularmente la venta de fármacos que actúan sobre la mente, y la aplicación de estos va ampliándose a “nuevos” casos de “alteración de la psique”. Situaciones como el duelo por la muerte de un ser querido, en las que desde siempre y de forma natural ha habido que hacer frente al dolor, hoy día son catalogadas de enfermedad mental (depresión por ejemplo) y se afrontan con tratamiento de antidepresivos que pueden provocar dependencia. Así progresivamente se van sumando nuevas enfermedades que antes no existían, a la lista de trastornos psíquicos, a la par que se amplia el campo de acción de los negocios relacionados con la salud mental.

Sin entrar en el dilema de si son beneficiosos para la salud los psicofármacos, sí que merece la pena reflexionar sobre el uso que se le da y las consecuencias que acarrea su consumo, ya que poco se suele hablar de la influencia que tienen tanto sobre el organismo (dependencias, efectos secundarios…) como sobre nuestras relaciones sociales (dificultad para concentrarse, perdida de capacidad –voluntad- para interactuar…). Junto a los efectos secundarios derivados de estos tratamientos químicos (trastornos metabólicos, perdida de memoria, parkinson…) nos encontramos con el agravante de que suelen tender a hacerse crónicos. Aquí cabe preguntarse: ¿la enfermedad es crónica y por eso no cesa el tratamiento, o se hace crónico el tratamiento porque la persona se hace dependiente del efecto que le crea la medicación? La afirmación de cualquiera de estos dos supuestos beneficia al “negocio de la mente” que mantiene por un tiempo indefinido a sus clientes y sin proporcionarles soluciones que curen la dolencia, ya que en el mejor de los casos solo palian los síntomas.



POLÍTICA Y ENFERMEDAD MENTAL:


Las “enfermedades” una vez son catalogadas se recogen en los manuales utilizados por los profesionales de la salud mental a la hora de establecer sus diagnósticos, como puede ser el caso de las distintas ediciones del DSM (que no tienen desperdicio para ser leídos con un mínimo de sentido crítico). Este manual ha ido variando en función de los cambios sociales, reestructurando sus posiciones en base a las nuevas disposiciones y exigencias de la sociedad. Por ejemplo, el comportamiento homosexual fue entendido como patológico durante un tiempo mientras imperó cierta moral, hasta que la realidad social y su imaginario fueron cambiando en función de los intereses del capitalismo. A pesar de que hoy día este ejemplo haya sido abolido del manual, si que siguen apareciendo otras tantas catalogaciones que indican una intencionalidad sociopolítica, con claros fines enfocados a un control social. La mayor parte de dichas catalogaciones nos dan pie a afirmar sin muchos titubeos que la psiquiatría y la psicología con sus fármacos, diagnósticos o internamientos cumplen la función por la cual la sociedad se libra de elementos críticos, indeseables o simplemente improductivos.

Exceptuando aquellos trastornos cuya base principal es un desorden de índole física (que todo apunta a que sean la minoría), la situación del enfermo mental es fundamentalmente el producto de una violencia social, por ello el objetivo de la actividad terapéutica debe apuntar de forma prioritaria al descubrimiento por parte del enfermo de la naturaleza de esta violencia, para que una vez localizado el origen de su malestar pueda actuar sobre él intentando frenar (y a ser posible extinguir) el efecto de dicha situación traumática. Sí se desestima de entrada el origen de donde parte la dolencia tan sólo podremos actuar sobre los síntomas paliándolos, pero al no incidir sobre la causa, la sintomatología seguirá manifestándose puesto que la raíz del problema no ha sido abordada y por lo tanto continúa intacta y latente. De ahí que la reflexión sobre la sociedad y las relaciones que genera constituya un acto de higiene mental, ya que permite desenmascarar el origen de la patología, del dolor.

En el seno de sistema de salud mental se repudian estos planteamientos ya que supone una amenaza para el prestigio de la comunidad científica que lo gestiona. Dicha institución cuenta sus propios medios para deslegitimar y reprimir cualquier intento de “rebelión” que valla contra sus intereses. Así que las alternativas que salten los márgenes de la Norma, sobre
todo si buscan una confrontación con el sistema, tendrán que enfrentarse a los mecanismos represivos que sustentan este orden social. Aquí la psiquiatría responderá como lo que es: un engranaje de vital importancia que se encarga de “reinsertar” (castigar) devolviendo a “l@s descarriad@s al buen camino” (a la Norma).

En sus manuales de diagnóstico quedan recogidos una amplia gama de comportamientos “inconvenientes” que están catalogados como trastornos mentales, y dentro de los cuales se incluyen diversas definiciones que sin duda encajan con alguien que cuestione el sistema de salud mental de raíz. Una vez que una persona ha sido “marcada” con algunas de estas etiquetas, sus derechos quedan vulnerados en muchos aspectos y dependiendo de que tipo de “enfermedad” se le diagnostique podrá ser recluido contra su voluntad en “centros terapéuticos”, e igualmente contra su voluntad será drogada. Todo ello bajo el amparo de la legalidad vigente.

Entre los sectores acríticos de la población (que no cuestionan la Norma) se asumen las doctrinas psiquiátricas y psicológicas con una fé ciega comparable a cualquier fundamentalismo religioso, y la reacción de est@s feligres@s ante los dictámenes de sus Gurús (profesionales de la salud mental) es la de defender los valores inculcados. Ciertos tipos de catalogación de trastorno mental entrañan una satanización en su mismo concepto (uno de los casos más frecuentes es el de la esquizofrenia), lo cual supone una carga para la persona que padece la dolencia ya que allá por donde valla encontrará rechazo por su condición de enfermo mental, como si de un estigma se tratase. Así nos encontramos a las personas más cercanas cerrando filas en la retaguardia de un sistema del que tod@s somos víctimas.



SOBRAN LOS MOTIVOS:


Tras analizar esta selección de peculiaridades del sistema de salud mental podemos vislumbrar que en él subyace algo más que el deseo de ayudar a las personas con dolencias psíquicas. La salud mental resulta ser un pastel demasiado suculento del que tod@s l@s privilegiad@s pillan cacho a costa de las desgracias ajenas: L@s psiquiatras y psicólog@s por su condición de especia-listas adquieren prestigio y buenos sueldos, la industria farmacológica no para de marcar nuevos éxitos de ventas gracias a la aceptación del uso de psicofármacos, y los Estados ven bien defendido su orden social por una institución psiquiátrica que pone en fuera de juego, golpeando en el punto más débil, a cualquier “elemento ingrato”. Por ello no se puede dejar que caiga en manos de “l@s de abajo”, valla a ser que logren autonomía sobre su mente y la gestionen con fines emancipadores.








*** MEDIR NUESTRAS FUERZAS CONTRA EL INMENSO ENTRAMADO DE PODER AL QUE ESTAMOS SOMETID=S PODRÁ SER UNA LABOR FARAÓNICA, PERO ESTO NO SIGNIFICA QUE NUESTRO GRANITO DE ARENA SEA INSIGNIFICANTE, NI QUE CAIGA EN SACO ROTO. ***

*** DEBATAMOS SOBRE LO QUE SE CONSIDERA TABÚ, CUIDEMONOS PARA CUIDAR A L=S DEMÁS MEJOR, DENUNCIEMOS TODOS LOS ABUSOS QUE SE COMETEN CONTRA L=S "SIN VOZ" Y FORJEMOS RELACIONES EN LAS QUE EL APOYO MUTUO SEA ALGO MÁS QUE PALABRAS. ***

*** SEGURAMENTE SI NO FUÉSEMOS TÁN CRUELES JUZGANDO LAS PECULIARIDADES DE L=S DEMÁS, SI ROMPIESEMOS PREJUICIOS EJERCITANDO LA EMPATÍA, Y MOSTRASEMOS LO QUE SENTIMOS SOBREPASANDO "EL QUE DIRÁN" NOS PETARÍA MENOS LA CABEZA. ***


MENOS PASTILLAS Y MÁS ABRAZOS SENTIDOS!!!






HOKA HEY 2010.

6 comentarios:

  1. A ver:muchas cosas comentas de las que se pueden hablar.Cierto:la vida es una busqueda de ese equilibrio continuo que ppor nuestras frustraciones,baja autoestima y otros muchos factores mas acaba siempre perdiendose para intentar volver a recuperar....es lo que se conoce como teoria homeostatica.
    Sin embargo no estoy de acuerdo en considerar a la psiquiatria una pseudociencia.Cierto es que en su nombre se han hecho autenticas aberraciones:lobotomias o electroshocks,pero sigo pensando que es una ayuda efectiva para combatir ciertos transtornos mentales.Quizas la medicacion no sea la solucion deseable,pero a veces es la unica.
    Por supuesto hay que reivindicar el poder curativo de los abrazos(hoy mas que nunca sabemos de la importancia de laafectividad en la salud mental) pero hay que tener cuidado al intentar poner al mismo nivel ala psiquiatria seria y a los multiples charlatanes que intentan vivir del cuento
    Un abrazo y muy interesante tu entrada

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  2. UF' complejo tema 'este, de la mente.
    muy interesante este pot,y como dice nuestro compi,juanjo''hay que reivindicar el poder afectivo hacia los enfermos y hacias los demas .¿Aquien no le gusta oir un te quiero una caricia,un beso un abrazo
    Somos mas felizes sintiendonos queridos´

    besos y abrazos ..AIXA

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  3. Hola juanjo, antes de nada gracias leer este texto sin tomarte a la ligera su contenido y por exponer tu opinión.

    La calificación de pseudociencia la pongo conscientemente, cierto es que en algunos aspectos estas disciplinas de la mente están apoyadas en estudios de procesos fisiológicos pero igualmente algunos diagnósticos y tratamientos dependen directamente de meros puntos de vista sobre la conducta de las personas,en lo cual influirá los valores éticos, religiosos (en su caso), ideológicos,... siendo tan ambiguos como arbitrarios dichos criterios (por eso añado el "pseudo").
    En todos los ambitos de la vida hay honrosas ecpciones, y por mi paarte he tenido la suerte de conocer del buen hacer de algunos grandes profesionales con seres queridos, y por supuesto sería injusto que cortase a todos ellos con el mismom patrón. Creo que cuenta más el buen fondo de la persona y la entrega por l=s demás que los conocimientos académicos que posea.
    Mi crítica pasa sobre todo por analizar el sistema de salud mental y su gestión de los "problemas psíquicos".
    Sucede que muchas veces se trata comportamientos no convenientes ,y no desarreglos en el funcionamiento del cerebro, hoy cualquier niño nervioso es calificado de hiperactivo y tratado con psicofarmacos, siempre ha habido chavales más inquietos como ha habido otr=s más tranquilos, y por ello no se les achacó ninguna perturbación. desde mi punto de vista se toma muy a la ligera (normalmente)la salud de las personas, en lugar de atiborrar de pastillas a los chiquillos para que no molesten bien prodría analizarse a que se debe su intranquilidad, ¿acaso no es más lógico achacar esto, a que se pasan la mayor parte del día encerrados, o que no se valora suficientemente su opinión por el hecho de ser niñ=s y por ello frustran poniendose nervios=s,...(suma y sigue)?, claro está que es más facil sedarlos para que no "molesten" que intentar explicarse cual es el motivo de su nerviosismo y buscar remedios reales (y a ser posible, saludables) como puede ser dedicar tiempo a escucharles o dejarlos jugar al aire libre... y esto es tan solo un ejemplo levemente esbozado de tantos como podríamos poner. Luego por otra parte encontraremos problemas reales en los que se den disfunciones del cerebro que acarreen un gran sufrimiento, para estos casos existen experiencias con terapias alternativas a las disciplinas de las que hablamos que han dado buenos resultados, pero evidentemente cada persona es un mundo y en demasiados casos esto tampoco funciona, y acaban amparandose en los psicofarmacos para aliviar sus síntomas (... no para curarse). A pesar de todo pienso que no hay que tirar la toalla y seguir indagando en otras formas de mejorar la salud sin que se degrade la dignidad de las personas tratadas.

    Me parece que no ha habido a día de hoy pasos firmes en la evolución humana que no se hallan fraguado al calor de las utopías.

    Llevas razón en que hay mucho por hablar sobre estos temas, la pena es que estemos tan limitados a la hora de conversar con estos ciber-comentarios, estas conversaciones de monólogos aunque gratas, siempre les faltará la "chispa" del directo.

    Un abrazo compañero.

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  4. Sique tiene miga el temita, pero ahí está...
    Sin duda la afectividad es uno de los remedios más efectivos para mejorar nuestra salud y no solo emocional. CReo que merece la pena tratarnos mejor, y no quedarnos con las ganas de expresar lo que sentimos...seguramente sea el mejor remedio para evitar esos colapsos del coco.
    cuidate Aixa y gracias por leerme.

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  5. Hola querido amigo, sin duda alguna, es un tema que tiene muchíiiiisimo de que hablar,"no son todos los que stán ni están todos los que son", esta frase siempre ha estado en mi ambiente, se decía cuando se hablaba de un centro de enfermos mentales que hay por aquí.

    Sabemos sin duda alguna que no todos son grandes profesionales, es más, cualquier persona puede ser un gran psicólogo, sin titulación, pero no cabe duda que la experiencia en este ámbito, la vocación y el estudio de la mente humana, trae mucho de que hablar, mucho que estudiar, mucho de investigar.
    Las enfermedades mentales, sean cual sean, son dignas de un estudio generalizado, pero opino, que gran parte de estas enfermedades, vienen de atrás, es decir, se debería de estudiar antes el ambiente en que esa persona enferma está rodeada, cuales son sus creencias y su actividad de la vida diaria, que le han enseñado como norma, que es lo que ve como "normal" cuando el resto lo vemos como un enfermo mental.
    Victima diría yo, son victimas de su infancia, son víctimas de su vida la educación que le han podido proporcionar, porque estos a la vez, sus progenitores, también son victimas, de todas las tragedias y comedias que en su vida anterior han podido experimentar y que todo esto es concecuencia de una educación equivocada por la vida misma, por sus vidas.

    Si hay que recalcar que ha habido un gran paso en todo esto, no tienes nada más que ver... antiguamente, todos eran locos, todos, enfermos de alzheimer, demencias, depresiones...todos eran llamados como locos e ingresaban en instituciones mentales, todos por igual, no había diferencias ni había estudios individual para cada enfermedad, hoy día esto ha cambiado, hay buenos profesionales que se dejan el pellejo por saber más para poder seguir ayudando a los demás, grandes profesionales que siiii, se ponen el el lugar del otro, utilizan la impatía.

    Atiborrar de pastillas, cierto es eso, facilmente te dan una tableta de pastillas y listo, hasta la proxima visita, que de seguro te costará un dinerar. Pero también es cierto que en algunos casos ciertos medicamentos son beneficiosos para ciertas enfermedades, sin esas pastillas diarias, el enfermo no podría seguir un ritmo de vida, más o menos normal, ahora bién, que llamamos por normalidad?, para cada uno la normalidad es diferente, pero siempre que se salga de los límites, agresividad, caracter fuerte y sin previo aviso, falta de uso de razón, paranoiyas, etc, etc, sin duda, debe de tomar algún medicamento para que esto se tranquilize.

    Pienso que ha habido un gran avance en las enfermedades mentales, opino que cada vez hay más, cierto es, que no son todos los que están ni están todos los que son, tanto de enfermos como de profesionales, pero estamos evolucionando.
    Las terapias alternativas cada vez se ponen más en práctica, es algo que ha estado en total tabú y que hoy día se está abriendo esa puerta para que todos los seres humanos podamos experimentarlas, cada cual opina lo que quiere, pero de seguro, que algo nuevo, bueno y satisfactorio se lleva de estas terapias.
    Y síi, como no abrazarnos, acariciarnos y darnos mimos cuando hace falta y cuando no también, es la mejor terapia para calmar tu estado de ansiedad, para calmar tu alma.
    Mucho de que hablar con este tema, me ha gustado muchísimo, te lo has currado cojones!!!!
    Nos seguimos viendo, donde sea, besos, besos, besos y a cuidarse amigo.

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  6. Claro que evolucionan las cosas, pero no precisamente porque las instituciones competentes lo pongan fácil, y para que avance aunque sea un poquito ya sabes lo que hay que hacer ...pringarse!, no hay otra.
    A que no sabes en la puerta de quién han puesto un sensor?.
    Me alegra que te gustase el articulillo.
    Un besote, cuidate Ross.

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