...Las únicas verdades que nos ayudadarán en "este proceso" son aquellas que nos han sido reveladas a través de vivencia própia. Podemos recibir muchos consejos acerca de como crecer y desarrollarnos como personas útiles a nosotros mismos, pero las ideas superficiales que no han tocado la fibra sensible del corazón, no pueden crecer como elementos de sabiduría.

W. Dresel







jueves, 10 de junio de 2010




EL PODER TRANSFORMADOR DE LAS PALABRAS (4ª Parte, y última):
"NO SAQUES LA ESPADA SIN MOTIVOS, NI LA GUARDES SIN HONOR"





Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: Estoy escuchando el ruido de una carreta... Eso es, dijo mi padre. Es una carreta vacía. Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace".

("La carreta vacía", texto extraido del blog "Gotas de luz").



Trás analizar el efecto modificador que tienen las palabras en la estructuras moleculares del organismo e incluso fuera de este, paso a abordar otra faceta tranformadora de éstas menos espectacular pero no menos importante, su impacto a nivel social.

La cita que abre esta sección me viene al dedillo para continuar hilvanando este recorrido de dilemas sobre el uso de las palabras, su carga emocional y el poder transformador que tienen.

Parece que en ocasiones no somos muy conscientes de como afecta cada una de esas palabras que plasmamos en los textos o que lanzamos al aire. Sobre todo estas últimas, las dirigidas directamente a quien tenemos enfrente creo que son las que más pueden impactar, ya sea favorablemente o de forma negativa, puesto que al mensaje que albergan las palabras en sí mismas añadimos matices importantes a través de nuestra expresión corporal. Ademanes, expresiones faciales, entonaciones, que intensifican o merman lo que se dice.

Podría ser significativo señalar que la palabra conversar viene del latin “conversare”, que significa “dar vuelta”, “hacer conversión" (conversión = cambio, transformación).

Al conversar todas las partes interactuan, no se produce un simple intercambio pasivo de información, sino que evolucionamos según transcurre la charla, aprendemos, consensuamos opiniones, planificamos proyectos, idealizamos situaciones, influimos en las demás, aportamos nuestro criterio, hacemos propuestas, interpretamos, nos ponemos de acuerdo, damos explicaciones, conectamos, forjamos vínculos.

Toda red social parte de la afinidad surgida en las conversaciones y en gran medida proveemos nuestra vida de lazos interpersonales que en gran medida facilitaran o dificultaran nuestro hacer según la calidad de los mismos.

Puede suceder que en el transcurso de una conversación, o posteriormente al reflexionarla, se moldee la percepción (aunque no nos demos cuenta) al valorar una visión que antes no nos habíamos planteado, siendo probable que la incorporación de esos nuevos planteamientos influya para concebir la realidad de una forma distinta. Aquí podemos atrevernos a decir que nuestro ser está cambiando por dicho influjo, y con él nuestra manera de vivir. Esta transformación íntima en la persona conlleva a que junto a las nuevas nociones que la hacen cambiar se incluyan nuevas posibilidades para actuar y crecer (El ejemplo más significativo de ello quizá pueda verse en las conversaciones terapéuticas con psiquiatras o psícólog=s, siempre que estas depierten el efecto deseable).

Pero claro está que no siempre las conversaciones dan lugar a cambios favorables.

En la metáfora de "la carreta vacía" arriba mencionada nos situa en la vertiente peyorativa de la conversación, exponie
ndo como podemos llegar a avasallar a l=s demás cuando hablamos. Podemos llegar a hablar de respeto pero si las formas que empleamos no se corresponden con lo que se habla, son cuanto menos estériles, y en el peor de los casos, hirientes. Las formas también estan repletas de contenido.

Al margen de poder meter la pata sin querer (que a tod=s nos pasa), existe una tendencia a arremeter contra el prójimo innecesariamente, sin pudor alguno, e inconscientes de las consecuencias nefastas que ello acarrea en todo cuanto nos rodea, y para empezar en el propio emisor.

En los medios de comunicación no cesan en el empeño de hacernos ver el mundo como un lugar inseguro y despiadado, y de alguna forma ese catastrofismo si
stemático cala. La concepción del mundo como un escenario totalmente belicoso, conlleva una actitud defensiva y ofensiva que hace reaccionar contundentemente y sin escrúpulos hasta ante situaciones irrelevantes. Aveces se tienen pocos reparos en hacer rodar cabezas (aunque sea lexicamente) porque sí, porque esa es la tónica que se considera dominante en lo que se asume como un "modus vivendi" generalizado. Puedo parecer algo paranoico pero creo que existen intereses (políticos, económicos, religiosos, patrióticos...) para fomentar esta forma de pensar, y para que nos imaginemos en una jungla donde comes o te comen. Al ver la vida como una guerra de tod=s contra tod=s, no nos podemos permitir un acercamiento a l=s demás, y ello hace que estemos desconectados, sin apoyo, siendo vulnerables y propens=s a rendir pleitesía al poderoso de turno para que a cambio nos proporcione protección. En definitiva nos crea inseguridad en nosotr=s mism=s, y nos hace acabar siendo sumis=s y facilmente manipulables (a pesar de nuestra pose "dura").

Sé que soy un tanto idealista y que fantaseo bastante con el mundo en el que me gustaría vivir, pero igualmente tengo los pies en el suelo y ando las mismas calles que cualquiera. Considero obvio que se dan casos en los que es necesario defenderse, pero pienso que se desperdician demasiadas energías en permanecer en este estado de alerta constante. Es como si adoptasemos una filosofía de guerra desde una vida orientada a la comodidad y la desidia extrema (contradictorio, no?). Un "paradógico estado de excepción" donde cualquiera es buen= para pagar nuestra frustración, eso sí, democrática y civilizadamente.

Desde mi punto de vista estamos tan tens=s como frustrad=s, observo que se tiende en exceso a discutir,
a hablar fatal de la gente (sobretodo a la espalda), y a considerar como fuente del mal toda persona menos un= mism=. Es curioso como luego a la hora de asumir responsabilidades para resolver problemas se disipa ese "clamor guerrero" (donde dije digo, digo Diego y nos quedamos tan panchos). La cuestión es que se contamina el ambiente anímico con demasiados calificativos despectivos, y atacamos sin pensar mucho el que, el como, ni el porque, desaprovechando unas fuerzas valiosísimas que bien podrían ser puestas a disposición de algo que considerásemos bueno, o para defendernos en las situaciones en las que realmente fuese necesario.

Existe un tópico r
eferente al manejo de la espada que dice "no la saques sin motivos, ni la guardes sin honor". El origen de dicha cita es más que discutible, se la encuentra tanto en textos referentes a los samurais japoneses como enmarcado en contextos medievales de la caballería europea. Indiferente de su denominación de origen es una cita que desde que la conocí me ha dado que pensar, más que en su aplicación en terminos marciales, enfocada a las relaciones cotidianas, a la filosofía al uso, a la comunicación directa.

Los enfrentamientos nunca serán experiencias agradables (y si lo fuesen algo gordo estaría fallando en nuestro interior), sacam
os nuestro lado agresivo, destructivo (ya sea en lo referente a lo físico, material, o verbal) tanto con lo atacado como con nosotr=s mism=s, pues en el momento en que el ego se alinéa con el odio nuestro organismo comienza a tener disfunciones (cardiacas, inmunológicas, respiratorias, de pensamiento, ...), aparte del riesgo que supone la exposición al enfrentamiento (física y psíquicamente hablando). Así que considero que es a valorar si existe una causa de suficiente peso como para "desenterrar el hacha de guerra" (...que si nos ponemos a buscar sin duda las encontraremos).



Se puede abarcar la resolución de conflictos de diversas formas, ni todos los conflictos son iguales, ni todas las posibles formas de solventarlos conducen a un mismo resultado.

Para empezar para que una situación adquiera la categoría de problema o conflicto tenemos que ser nosotr=s quien le otorguemos tal categoría, guiad=s por el criterio obtenido de nuestra percepción y valoración. Quizá la frecuente tendencia al conflicto estribe en que no jerarquizamos adecuadamente los direntes tipos de situaciones y sus posibles vías de resolución (si es que realmente hay algo que resolver), y por esto ponemos al mismo nivel una falta de afinidad con una situación de vital importancia (real). Todo es cuestión de grados y de asignar a cada situación su justa posición en nuestro ranking personal de valores, siendo necesaria una perspectiva amplia y sensata para evaluar sin precipitaciones irresponsables.

Ahora bien, si creemos que esa es la vía y nos vemos inmersos "en la batalla", seamos honest=s y asumamos la resposabilidad de nuestros actos (cada acción implica una reacción) haciéndolo dignamente.

Es posible (muy frecuente) que al involucrarnos en una confrontación nos veamos arrastrados por el frenesí adrenalínico de la misma, y que perdamos los papeles con facilidad, haciendo o diciendo cosas de las que no estamos convencidos ni que sentimos, y de las cuales seguramente nos arrepintamos al pasar la tormenta.

Podemos comprender que en esas circunstancias en las que ya empezó a girar la rueda de la discordia, sea altamente complicado mantener la templanza necesaria para evaluar racionalmente el alcance de la situación y para moderar nuestra actuación estando a la altura de las
circunstancias sin que perdamos de vista el origen (las causas), lo que queremos resolver, y los medios que empleamos para ello (en cuanto a esto es obvio que unos medios desmesurados daran lugar a unos resultados desmesurados..., medios y fines han de estar equilibrados y de ser coherentes entre sí para no desembocar en desenlaces caóticos. El fín nunca justificará los medios).

Dicha dificultad en conducirnos coherentemente por los terrenos angóstos del enfrentamiento, hace que tome el relevo en el control en esas "situaciones de riesgo" la parte más instintiva de nuestro cerebro -mente, (la amigdala, también conocida como cerebro reptil) la cual situará nuestra percepción en una "conyuntura de miedo" donde las posibles variantes de reacción quedan englobadas y reducidas a dos grupos; huir, o atacar. Un terreno en el que dificilmente podrán aflorar pensamientos constructivos, y donde las palabras que emerjan casi con total seguridad serán simientes de desolación que den lugar a más de lo mismo, transformando "el inconveniente" en su mismo reflejo pero aumentado exponencialmente.

En innumerables ocasiones los conflictos se nos presentan como algo impredecible e inevitable, pero también es verdad que otras tantas hemos contribuido a crearlos con nuestras palabras, sobretodo en este segundo caso si que tenemos mucho que aportar. En cualquier caso lo que siempre podremos hacer es fomentar unos medios más convenientes para reconducir las circunstancias adversas al mejor puerto posible y con el menor desgaste (emocional y físico).

Como ya hemos señalado, las palabras que utilizamos para edificar ideas nos estan influyendo constantemente en la configuración de nuestros esquemas mentales. La inclusión de expresiones constructivas y optimistas, y la profundización en dichos conceptos van dejándonos su huella, y harán que estemos familiarizados a una visión de la realidad donde dichas ideas y expresiones sean nuestras "monedas de cambio", nuestras
"lentes de color" que alteren positivamente la percepción de la influencia externa, y nuestros "catalizadores" que filtren y reconduzcan "lo inconveniente" para devolverlo en forma de alternativas que apuestan por una mejora. La familiarización mencionada con este tipo de conceptos nos precondiciona para concebir cada situación adversa como una oportunidad de crecer poniendo en práctica los principios resolutivos que albergamos, sin tener porque interpretar necesariamente esas circunstancias como un problema (No siempre la mejor defensa es un buen ataque!).

Claro está que para que "estos frutos cosechados puedan aflorar en medio de la tempestad", tendremos que haberlos madurado y afianzado con
el suficiente tiempo y dedicación, de forma que lleguen a transformar "nuestra fibra sensible". Si queremos tener siempre a nuestra disposición ciertos pensamientos y sus efectos, no debemos dejar de fomentarlos. Hay que tener constancia y sentirlos como una parte más de nuestro ser para que luego puedan seguir teniendo un papel principal en esa parte de la función en la que entra en escena el miedo con sus bloqueos.

Las ideas es como si fueran seres vivos a nuestro cargo que tenemos que cuidar constantemente, a diario. Aquellas a las que alimentamos mejor serán las que mejor crezcan, y las que descuidemos irán haciendose débiles hasta el punt
o de poder morir (que en algunos casos es de desear).

Una vez más nos encontramos ante la posibilidad de modelar lo que somos a través del poder transformador de la palabra. Dependiendo de la connotación del lenguaje que configura el paisaje vivencial donde nos desenvolvemos, así irá recreandose nuestro mundo interno, existiendo una reciprocidad de la interacción de nuestro interior y del entorno, un flujo y reflujo que condiciona el presente y que sirve para abonar el horizonte de un futuro lleno de posibilidades .

Siempre
que no caigamos en la hipocresía de decir lo contrario de lo que se piensa o se hace, nuestras palabras serán semillas generadoras de aquello que evocan. Si empleamos un lenguaje belicoso crearemos violencia, si es creativo daremos lugar a más creatividad, si es honesto generaremos honestidad, y de igual modo con todo el resto de mensajes que podemos transmitir. Semillas que podemos seleccionar y plantar en nuestro jardín y en el de los demás.

El mundo puede cambiar y cambia con nuestras acciones y nuestras palabras, incluso como hemos visto en la entrevista del doctor Mario llegando a modificar nuestra misma estructura cerebral, teniendo e
n cuenta esto ¿que tipo de acciones y de expresiones queremos promover?. Si realmente queremos otro tipo de mundo, empecemos por nosotr=s mism=s y empujemos en la dirección deseada con acciones y palabras sinceras. Todo repercute y afecta. Si creemos que existen carencias en nuestra vida fomentemos lo que queremos vivir, si se trata de falta de amor y respeto por la vida propia y ajena, hagamos del amor y del respeto la consigna teórica y práctica de esa renovación que cada día se está volviendo más necesaria.

"CUIDEMOS NUESTRAS EXPRESIONES, ENRIQUEZCAMOS LAS CONVERSACIONES, CAMBIEMOS LOS CONTENIDOS VICIADOS Y ESTÉRILES POR OTROS MÁS PROVECHOSOS, Y DAREMOS FORMA A UN MUNDO DIFERENTE, CASI CON TOTAL SEGURIDAD MUCHO MEJOR".


*** Podríamos extendernos tanto como quisiésemos en este tema sobre el poder transformador de las palabras, la importancia en la calidad de las mismas creo que puede quedar más o menos esbozada a través de estos matices que he introducido, así que me apeo en este punto del camino (respirar tranquil=s), dejándoos descansar por el momento y esperando no haber resultado demasiado cargante con mi exposición. ***
(FIN)




SALUD.

HOKA HEY 2010.

10 comentarios:

  1. Hola amigo, como estamos?.Buenas explicaciones las tuyas sobre la "palabra", siiiiiiiii, señor.
    Recuerdo una vez, un día de trabajo, en un lugar donde los pájaros cantaban y el cielo inmenso, que tras los critales de aquella residencia, cubría nuestra casa, había un compañero que me preguntó:
    -Tú como me ves? y yo, empezé a contarle la historia de la carreta. Se quedó callado, como si no lo entendiera y empezó a sonreir, con una actitud chulesca, nada de nada se comentó después de aquel momento.
    Un año hace ya de aquellas palabras, y sabes qué Hoka, espero que ahora, las recuerde y le hagan bién, pensando en todo lo que ha perdido.
    Cuanto ruido se hace aveces sin mirar ahí adentro, cuantas palabras que sobran en tantos momentos, por no ser, cuantas palabras hacen daño, sin tener una pizca de humildad y amor, cuantas palabras nos condenan con un cartel, sin saber su interior.
    Son Sagradas, cuando se aprende a que salgan del corazón.
    Seguimos en el camino amigo. Muchos besos y un fueeeerte abrazo.

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  2. Niñooo! Hay que estar tremendamnete centrado, contento con uno mismo, equilibrado, evolucionado, sereno. etc, etc, para poder utilizar el lenguaje de esa menera y sobre todo durante un enfrentamiento.
    Lo que es cierto es todo lo que dices enseñar que las palabras son un arma peligrosa que hay que saber usar es importante y en una sociedad como la que vivimos en la que cada día más personas tienen la posibilidad de herir a otros.
    Besos

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  3. *** antes agradecer el tiempo que tod=s habeis dedicado para leer "el articulillo", y por supuesto igualmente por los comentarios. ***


    Ross: hola muchacha, aqui vamos, "haciendo el esfuerzo de estar de vacaciones". Es guapa la historia de la carreta verdad, escueta y llena de matices de os que sacar juguillo, así es amiga se nos van demasiadas fuerzas por la boca. De vez en cuando no viene nada mal un repasillo interno para ver realmente como estamos, que hay tras la careta, que queremos... de poco sirve lamentarse si no hacemos nada para restificar el origen de tantas cagadas.
    Cada palabra es una acción en si misma que reconduce la energía hacia donde la proyectamos, al menos es lo que yo creo.

    Un gustazo contar con tu presencia. cuidate

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  4. Cuarentañera: niñaaaaaaaaaa!!! esta claro que no siempre se consigue. Lograrlo será un merito, pero realmente (para mi) lo importante es cuestionarse lo que se fomenta con nuestras expresiones y por lo menos intentar reconducirlas conscientemente.

    Lo que se dice puede ser una putada o un regalo, de cada uno depende lo que quiere aportar, pero creo que es wapo apostar por connotaciones constructivas.

    weno chica, un placer como siempre, Un besote.

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  5. Uf¡¡¡¡madre mia¡¡ hoka , me he quedado sin palabras, despues de leer todo lo escrito
    ''Sorprendente ¡¡
    ¡¡ay ,ya me gustaria ami tener alguna charlita contigo¡¡

    venga ,mil besos AMIGO.

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  6. Gracias Hoka, como dices, vaya "articulillo" que te has mandado...
    Palabras, cuan equívocas son!...
    Viajar a nuestro centro, equilibrarnos, Ser, Aquí y Ahora, tomar conciencia...
    Gracias por compartir el camino y ser parte.
    Abrazo de luz amigo, Mirta

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  7. Aixa:hola amiga. Valla chapa que os he soltado, no?, prometo ser más escueto pa la próxima.

    Habrá cosas complicadas en la vida, pero lo de la charlita es fácil y lo averiguamos cuando quieras, cuestión de decirlo a una pajarilla que tu conoces. Que sepas que es las ganas son reciprocas, y un cafelillo puedde tener la culpa.

    UN abrazo

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  8. Luz del ALma: Gracias a tí por el tiempo empleado en leer el articulillo, y por portar tu antorcha hasta este rinconcillo para iluminarlo.

    Arrier@s somos y en el camino nos seguiremos viendo. UN abrazo compi.

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  9. Gracias por compartir! Siempre es un grato placer el pasar a visitarte y salir bien.

    Recibe un relajante y cálido abrazo de luz para tu ser.

    Beatriz

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  10. beatriz: gracias por pasar por este lugar, las puertas estarán abiertas.

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